lunes, 1 de agosto de 2011

Tras el primer fiasco.

Fecha 10/06/2011
Habíamos dejado a nuestros protagonistas relajados, tranquilos... ¡pobres!. Llega el inevitable mes de febrero y con él la nueva "dolorosa". Asciende la bendita a la friolera de 79,30 €. Y ahí que nuestra protagonista se vuelve a remangar y se va camino del banco a devolverla. Vuelve a casa con la sensación de la labor bien hecha. Se siente la heroína que lucha contra las injusticias, lleva su melena al viento a modo de capa de super-girl. Más bien super-gili... Al día siguiente empiezan las llamadas de que si tenemos un recibo devuelto, ella: que ese recibo está mal, que tienen que ser 19,90 más iva (si ellos no calculan en iva no se lo va a calcular ella, que no mastica para nadie); que si tienen que abonar el recibo, ella: que no abono nada hasta que me manden el recibo correcto; ellos que tiene que abonarlo y reclamarlo para que le devuelvan el dinero, ella: que no soy una ONG con kas de limón, no adelanto el dinero a nadie. Tira de aquí, tira de allá y ¡zas! que cortan la línea del teléfono. ¡La madre que los...! ¡serán...! ¡esto es una...!
¿Os acordáis de aquellos símbolillos que salían en los tebeos? ¿aquellas almohadillas, espirales, serpientes y rayos? Pues los busqué en el teclado pero al no encontrarlos los tuve que sustituir por estos insípidos puntos suspensivos, algo tenía que poner que no fueran los verdaderos calificativos arrabaleros.
Fue entonces cuando se metieron de lleno en los mundos de Lewis Carroll. Os explico. Tenían un contrato con Vodafón Empresas lo que significa que si te cortan la línea de teléfono que tienes con ellos no puedes llamar desde ningún otro teléfono que no sea "empresarial". Llaman al 122 les pasan sin previo aviso al 123 y ahí les sale la teleoperadora, con acento de no tienen muy claro donde, y les dice que deben llamar desde un teléfono de empresa. Cuando le dicen que han cortado la línea les dice que deben llamar al 122. Repiten que eso hicieron pero que les pasan automáticamente con el 123 a lo que la redicha les contesta que es que la llamada deben hacerla desde un teléfono de empresa. Y así hasta el infinito y más allá...
Y para no aburriros más os ahorraré el tener que leer sobre las múltiples llamadas, incluso la que realizaron desde una tienda de esta compañía de incomunicación. Pasaremos directamente al final de este capítulo y os diré que el resultado de todo este trajín de llamadas, gritos y silencio telefónico no fue otro que abonar los 79,30 € para poder hacer la reclamación y que los (piiiiiiiiiiiiii) de Vodafón la estudiasen y viesen si procedía hacerse la devolución del importe que ellos estimasen.
Aquí dejo el relato para otro momento; solo os adelanto que ¡se masca la tragedia! Los ánimos están caldeados y nuestra heroína grita ¡injusticia! y clama venganza. Poco sabía entonces de que iba a tener menos futuro que una tetera sin asas.

(CONTINUARÁ...)

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